MHP

MHP

home

Introducción

En los últimos años hemos asistido a una paulatina transformación de los formatos de representación de información desde el plano analógico al digital. Las ventajas del formato digital, desde el punto de vista tecnológico, empresarial o del usuario, han supuesto la desaparición fulminante de medios sólida y ampliamente establecidos en la cultura de nuestra sociedad, como el caso de la cinta de audio y el disco de vinilo en favor del disco compacto, o el previsible a muy corto plazo de la cinta de vídeo en favor del disco DVD.

A nadie se le escapa que el nivel de calidad alcanzado en la reproducción de las fuentes de información es notoriamente superior en los nuevos dispositivos digitales. Sin embargo, es la versatilidad del formato digital el elemento principal que permite este tipo de transformaciones radicales en los hábitos de consumo de la sociedad. Esta versatilidad permite mejorar y ampliar de forma considerable el abanico de funcionalidades del que el consumidor puede disfrutar. Y es sin duda desde un catálogo de valores añadidos inexistentes hasta el momento en los formatos analógicos, desde donde se entienden y justifican revoluciones tecnológicas que implican el cambio de cientos de millones de dispositivos en tan corto periodo de tiempo, con el volumen de negocio que esto lleva asociado.

Tras esta transformación ya consolidada de los formatos de representación, le llega ahora el turno al formato de transmisión del medio de comunicación de masas por antonomasia en la sociedad actual: la televisión. Tras unos años de rumores, anuncios, experimentación y lanzamiento de plataformas digitales aisladas (tanto terrestres, por cable y satélite), todo parece indicar que se acerca el momento de la revolución más importante que ha sufrido este servicio en su historia: el paso en masa del formato analógico al digital.

Tecnológicamente, parecen resueltos los problemas para implementar una solución digital que garantice un mínimo de calidad ajustándose a los recursos actualmente disponibles o cuya introducción parece razonable. Económicamente, los actores involucrados están dispuestos a asumir el riesgo asociado, ya sea por el convencimiento acerca de los beneficios que el cambio promete reportar, o bien por ser conscientes de que el no estar en primera línea ante un cambio tan importante puede suponer un retraso competitivo y un deterioro de la imagen corporativa. Administrativamente, ante la trascendencia económica del sector, los gobiernos han impulsado y regulado una transición que obligará a la desaparición de las transmisiones analógicas en una década.

El Set-Top Box

Set-Top Box es el nombre con el que se conoce el dispositivo encargado de la recepción de una señal digital de televisión y de su decodificación para ser presentada en un aparato de televisión diseñado para la representación de señales analógicas.

Habida cuenta de que todo el parque de televisores existente en España y en el mundo es analógico, se comprende inmediatamente la importancia que este dispositivo tendrá en la transición de la televisión analógica a la digital. Cualquier usuario que quiera acceder a las nuevas emisiones en digital tendrá que cambiar su televisor por uno preparado para estas señales o, lo que parece más probable a corto plazo, deberá adquirir o alquilar un Set-Top Box que adapte la señal digital a su equipo analógico.

Un Set-Top Box es, fundamentalmente, un ordenador, un conjunto de hardware y software que:

Como tal ordenador, el Set-Top Box permite el acercamiento del mundo de la televisión al del PC, con el consiguiente aumento de valor añadido que de ello se deriva. Este acercamiento se plasma en un concepto que ha adquirido una amplia popularidad en un breve espacio de tiempo: la televisión interactiva. El Set-Top Box posibilita que el espectador deje de ser un receptor pasivo de información y que adopte un papel activo en el nuevo contexto de oportunidades que se le ofrecen: configurando la señal que observa (ángulos de cámara, detalle, enfoques, etc.), interactuando con aplicaciones que complementen la señal televisiva con información adicional, particularizando cualitativa y cuantitativamente su publicidad, programando su receptor en función de eventos y contenidos, etc.

Por otro lado, se abren a la televisión las oportunidades que hoy (incipientemente) ya nos ofrece el ordenador como canal de servicios, fundamentalmente a través de Internet: servicios de compras, reservas, trámites, solicitudes, y una inagotable fuente de información.

DVB y MHP

Sin duda, el mayor reto que plantea hoy en día la transición de la televisión analógica a la digital no es la resolución de problemas tecnológicos que posibiliten o faciliten la implementación de los servicios anteriormente descritos. La mayor dificultad reside en lograr la viabilidad económica de unos proyectos cuya envergadura y alcance implica la realización de importantes inversiones, tanto en tecnología como en la generación de contenidos.

Para reducir el riesgo de estas inversiones es fundamental alcanzar pronto una masa crítica de consumidores que posibilite la obtención de beneficios en un plazo razonable. Y para ello, sin duda, es necesario optimizar la relación entre el valor añadido que se le ofrece al usuario y el coste que le supone. La normalización de las señales y equipos involucrados en la implementación de este nuevo escenario parece una vía aconsejable para optimizar este doble parámetro:

En lo que respecta al formato de difusión de las señales, la tecnología que existe en la actualidad para estos sistemas es uniforme, basándose en el estándar MPEG-2, que permite la transmisión de audio, vídeo y datos, sobre distintos medios como el cable, satélite, etc.

Sin embargo, para sistemas de acceso condicional, servicios de televisión interactiva y servicios de acceso a Internet, las soluciones son propietarias y no normalizadas, lo que implica mayores costes e incompatibilidades entre los equipos de usuario.

En este escenario de intento de normalización, el organismo más influyente hoy en día es el consorcio DVB (Digital Video Broadcasting), surgido en el seno del grupo europeo de desarrollo de la televisión digital, y que ha reglamentado la mayoría de cuestiones relativas a la televisión digital, consiguiendo una gran aceptación de sus propuestas.

Las tres primeras fases de estandarización de esta organización (centradas en la infraestructura y el transporte de señales) están completas, y son las referidas a la transmisión por difusión, la información de servicio, y el canal de retorno para servicios interactivos.

La última fase de estandarización, todavía en desarrollo, se centra en la integración de los nuevos formatos de información y en la arquitectura del receptor. Estos son los aspectos cubiertos por la especificación MHP (Multimedia Home Platform), desarrollada por el consorcio DVB, y que ofrece una solución para la ejecución de aplicaciones interactivas y para la presentación de contenidos de Internet en el terminal de usuario.

MHP ofrece una interfaz genérica a las aplicaciones transportadas en el canal de difusión, proporcionándoles un modelo abstracto para el acceso a flujos de información, eventos, archivos, registros de datos y recursos hardware. MHP proporciona a las aplicaciones una API independiente de los detalles del software y hardware de las diferentes implementaciones de los receptores.

MHP aporta una solución técnica interoperable, que permite la recepción y presentación de aplicaciones independientemente de la arquitectura hardware del receptor y del tipo de red. Esto permite que puedan coexistir distintos proveedores de servicios, y que los servicios y contenidos que éstos suministren no dependan de una implementación MHP concreta, sino que se pueden autoadaptar a Set-Top Boxes MHP de altas o bajas prestaciones, nuevos televisores digitales integrados o, simplemente, a ordenadores personales.

Arquitectura MHP

Un receptor MHP y su software asociado tienen acceso a distintos flujos de información y deben procesar ésta para su presentación en el medio adecuado. Básicamente, debe procesar flujos de entrada y/o salida de datos, vídeo y audio, asociados al canal de difusión y al canal de interacción (el que posibilita la comunicación con el proveedor de servicios). Procesará también eventos de entrada del usuario y debe presentar la información adecuada en un medio audiovisual, como puede ser un televisor.

En un sistema básico para el procesado de esta información, se pueden distinguir tres capas claramente diferenciadas:

La interfaz ofertada por la especificación MHP reside, desde la perspectiva de la aplicación, entre éstas y el software de sistema. MHP es, por ello, una especificación que se centra en el software de sistema y en la interfaz que éste ofrece a las aplicaciones.

Esta interfaz, compuesta por un contexto de ejecución y una serie de APIs, posibilita el desarrollo de aplicaciones portables, que puedan realizar su ciclo de vida, recibir y presentar información independientemente de la plataforma hardware sobre la que se ejecutan, con el único requisito de que ésta ofrezca la interfaz MHP.

Áreas de aplicación

Las posibilidades que el formato digital de la información abre al mundo de la televisión son muchas y muy variadas. Este amplio abanico de funcionalidades no es, ni mucho menos, homogéneo en sus necesidades. Las distintas características de los servicios que se pueden desarrollar implican la existencia de distintos grados de exigencia en cuanto a los recursos que demandan a la máquina que los soporta.

La especificación MHP no es en absoluto ajena a esta variedad en el hardware y el software necesario para implementar los distintos servicios propuestos. Por ello, y para ajustar el coste de los terminales según los servicios que los usuarios deseen, MHP ha considerado desde el principio una jerarquía de áreas de aplicación. Cada una de estas áreas define una extensión de servicios sobre la anterior, con la consiguiente necesidad de mayores recursos hardware y software (protocolos y APIs) para dar soporte a los nuevos servicios.

Inicialmente, estas áreas de aplicación (denominadas perfiles de aplicación en la norma MHP), son tres:

Soporte tecnológico

Para conseguir el objetivo de ofrecer un entorno de ejecución abstracto a las aplicaciones digitales que acompañen a los programas de televisión, se ha optado por convertir al terminal MHP en una máquina virtual, en lo que a las aplicaciones se refiere. Es decir, las aplicaciones no estarán desarrolladas en el código nativo del microprocesador de la plataforma de ejecución, sino que serán compiladas a un código intermedio (bytecode) que, en el momento de su ejecución será interpretado por una máquina virtual específicamente diseñada para la plataforma de ejecución.

En concreto, en lugar de partir de cero en cuanto a la tarea de definición de los elementos que integran esta máquina virtual MHP, el consorcio DVB ha decidido adoptar el lenguaje Java, la máquina virtual que especifica y parte de las librerías estándar desarrolladas por Sun Microsystems, como punto de partida para definir el entorno MHP.

Por tanto, la existencia de una máquina virtual Java es la principal característica de un terminal MHP. Esta máquina virtual permite la ejecución de las aplicaciones DVB-J, transportadas en el canal de difusión, y que son las principales destinatarias de la interfaz MHP.

Una aplicación DVB-J es un programa escrito en Java que cumple dos requisitos principales:

La interfaz que un terminal MHP proporciona a una aplicación desarrollada según esta norma, estará implementada por distintos servicios, que, en gran parte, resultan de la combinación de interfaces preexistentes, como son: